Hace casi un año publiqué este artículo en la página web de DVD Ediciones. Desde entonces poco o nada han variado mis opiniones sobre el tan manido asunto del "libro electrónico", e-book para los cursis, y ciertas cuestiones aledañas. El tema está de moda y a mí las modas, a la postre, acaban aburriéndome. Simplemente haré constatación de un fenómeno curioso y esperpéntico que se ha ido sumando de forma parásita al debate tecnológico-cultural-embarullado. Un fenómeno alimentado desde ciertos sectores pseudoliterarios de este pueblo llamado blogosfera. Lo ha descrito impecablemente el poeta Juan Andrés García Román en otro artículo publicado también en DVD Ediciones.com el pasado verano:
(...) considero que el internet literario y la sociedad poética en general se han ido poblando de este tipo de individuos obstinados en su contrariedad sin horizonte, en su revanchismo, en su envidia, en su desconfianza y en un ataque contra la oficialidad poética y literaria que podría ser lícito, pero que pierde su credibilidad por su carácter indeterminado, invertebrado y, con perdón, encabronado. Es también común que se ice la bandera de una dudosa diversidad poética y la de la suspicacia y denuncia contra escritores o poetas consagrados o que sencillamente y puntualmente consiguieron publicar en una editorial deseada, sin otra justificación ni causa distinta del hecho de que nuestros singulares literatos de medio pelo no tuvieron éxito o no publicaron nada. La celebración y aceptación del ingenio de otro (sí, ingenio, trabajo también, desde luego, pero ingenio, ingenio; no lo duden más) llega hasta el momento en que éste les rebasa en calidad o reconocimiento, no más allá.