viernes, 20 de diciembre de 2013

«Sotiría» (María Polydouri)




A Nora Polydouri

Llegamos a los últimos días del 2013 y no quería dejar pasar la ocasión de expresar en estas diosas y estas nubes mi agradecimiento por la estupenda acogida que ha tenido mi traducción del poemario de la gran María Polydouri Los trinos que se extinguen. Agradecimiento extendido --¿cómo no?-- también a Vaso Roto, la benemérita e infatigable editorial de Jeannette L. Clariond, que ha propiciado, aun con los tiempos que corren, que este libro fuera, finalmente, una realidad. Os iremos informando sobre las fechas de las presentaciones, empezando por la de Madrid (que tuvo que aplazarse el pasado noviembre debido a que el libro quedó agotado, repentinamente, en la distribuidora). Pero ahora os dejo con uno de mis poemas preferidos del volumen, el que lleva por título el nombre del sanatorio de Atenas donde la poeta de Kalamata pasó sus últimos años y que, paradójicamente, significa en griego "salvación". Puedo decir que traducir este libro (parte de mi proyecto de traducir la poesía íntegra de Polydouri) ha sido (quien me conoce lo sabe) una experiencia apasionante, un tramo inolvidable de mi vida, donde he traducido poemas que al final acabaron por traducirme a mí. Por lo demás, esta entrada va dedicada a Nora Polydouri, sobrina nieta de María, a quien he tenido el honor de conocer, siquiera "epistolarmente",  estos últimos tiempos.

***


«Sotiría»


Que se marche ya el día con sus luces.
¿Por qué la noche se demora tanto?
Entre las sombras del pinar
una butaca me espera.

Se apagarán las lámparas en las alcobas
y el sueño acudirá como un desmayo.
Una cama vacía, en este sitio,
no le sorprende a nadie.

Me envolverá la oscuridad,
mientras me enredo entre las sombras
profundas, y creeré ser algo,
otra vez, de este mundo.

En el temor se adentrará la noche
cuando el viento aparezca de repente.
El eucalipto agitará su cabellera
con los secretos de los sueños.

Acecharé el recóndito torneo
del otoño, ese enemigo invicto.
Me acunará, como una alegre canción,
su restallar desesperado.

Y aunque yo no lo aguarde, ha de venir (lo sé)
el gato aquel que va de ronda.
Un gato que ignora lo que es una caricia,
y ni la da ni te la pide.

Tan sólo se sienta a mis pies,
indiferente a la acritud del frío.
Con discreción, evita mi mirada,
y es como si me conociese ya de antiguo.

(María Polydouri, Los trinos que se extinguen,
Vaso Roto Ediciones 2013. Traducción de Juan Manuel Macías)


***

«Σωτηρία»

Ας περάσει πια η μέρα με το φώς της.
Η νύχτα γιατί τόσο αργοπορεί;
Στων πεύκων τις σκιές μια πολυθρόνα
με καρτερεί.

Των θαλάμων θα σβήσουνε τα φώτα
κι’ ο ύπνος θάρθη σα λιγοθυμιά.
Ένα αδειανό κρεββάτι, εδώ δίνει
εντύπωση καμμιά.

Θα με διπλώση το σκοτάδι κι’ όπως
μεσ’ στις βαθιές σκιές θα μπερδεφτώ,
πως είμαι θα πιστέψω πάλι κάτι
από τον κόσμο αυτό.

Μέσα στο φόβο θα βαθαίνη η νύχτα
όταν ο άνεμος θάρθη ξαφνικά.
Ο ευκάλυπτος τα μαλλιά του θα τινάξη
και των ονείρων μαζί τα μυστικά.

Το μυστικόν αγώνα θα γροικάω
του φθινοπώρου, ανίκητος εχθρός.
Θα με λικνίζη χαρωπό τραγούδι
ο απελπισμένος θρός.

Κι’ αν δεν την καρτερώ, ξέρω πως θάρθη
η γάτα αυτή που νυχτοπερπατεί,
μια γάτα που δεν ξέρει τι είνε χάδι
και δεν το δίνει και δεν το ζητεί.

Στα πόδια μου κοντά κάθεται μόνο,
αδιάφορη στο κρύο το παγερό,
διακριτικά το βλέμμα μου αποφεύγει
κ’ είνε σα να με ξέρη από καιρό.

María Polydouri, en Sotiría (Atenas). 1928.