Gracias a la amable mención del poeta Juan Salido-Vico y a la gentil invitación de Agustín Calvo Galán, pueden leerme, si quieren, en
Las afinidades electivas, ese monumental edificio de poetas, obra de una sola persona, Agustín, cuyo trabajo y entusiasmo merece todos los encomios. Yo sólo soy, como quien dice, un simple ladrillo.