El rey abdica, y en estos días de repentina heráldica me ha dado por recordar los últimos minutos de la maravillosa "Excalibur" de John Boorman (con guión del propio Boorman y Rospo Pallemberg sobre la aburridísima y esquemática "Muerte de Arturo" de Sir Thomas Malory). Al final de "Excalibur", el rey Arturo, herido de muerte, o muerto ya (tanto da), es conducido en una barcaza de hadas hacia la legendaria isla de Avalon de los viejos celtas. De fondo suena Wagner, solemne y trágico. Pero igual podrían sonar los Roxy Music: ¿no es Brian Ferry la versión glam de Wagner? El rey abdica, y acaso también con él lo hace nuestra juventud. Hacia la isla de Avalon navega una generación entera, junto a Naranjito, Espinete y Juan Carlos Primero.