Estos versos de Safo sonaron por primera vez cerca de Asia Menor, en un tiempo anterior a la literatura, de una manera que nunca podremos llegar ni a imaginar. Su tono, sus acentos, sus cadencias se fueron para siempre con quienes tuvieron la suerte de escucharlos, como un momento irrepetible. Angelique Ionatos los canta y los rehace para nuestro presente con la pronunciación del griego vivo. La lengua griega, ni que decir tiene, siempre está viva: en tiempos de Safo, ahora... Dos simples momentos, dos presentes de un continuo. Una estrella nunca extinguida.
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Así traduje estos versos (frag. 104 en la ed. Lobel-Page) en mi edición de las poesías de Safo publicada en La Oficina de Arte Ediciones: