A veces uno escucha o lee sobre poesía y suena todo como si le hablasen de aceite para motosierras o bastoncillos de los oídos. Pero de pronto, hasta en los momentos más planos, puede cascabelear una palabra. Recuperar una palabra, como un poema o como un rostro. Y el pensamiento, la memoria, se pueblan de color y lejanía, olores y tardes. El don de una simple palabra, igual que un resquicio de aire fresco.