xxxxxxxxxx
Princesa del participio,
ya no me quedan mareas
para que tú me las leas:
sólo cienos traicioneros.
Ruleta de los remeros,
dime, ¿por qué no me enrolas
en el trajín de tu artesa,
panadera de las olas?
Condúceme hasta el principio
de tus tormentas a solas,
............................................princesa
del dulce ripio.