miércoles, 29 de diciembre de 2010

Imagen de Beatriz pintada por Rossetti (un viejo soneto)

Este dolor tan dulce al contemplarte,
imagen muda, inmóvil fugitiva
de las horas (al tiempo que cautiva),
no sé de dónde viene, ni qué azar te

ha traído a trazar en esta parte
del mundo, en este cuarto, una ventana
donde, en tus ojos, la eterna fontana,
la fiebre por ser siempre y no acabarte.

Esta seda que araña, esta extrañeza
que es el hogar, no puedo describirla,
ni sé qué hechizo entre las sombras reza.

Es como un largo y silencioso grito
(una llamada acaso) es una esquirla
que se clava tiznada de infinito.

(De Azul de enero)