Adoptando de entrada un tonillo cínico, podríamos decir que Epitaph de King Crimson es una gran canción a pesar de los excesos himnico-psicodelico-elegíacos del letrista (e iluminador) Pete Sinfield. Realmente, es una gran canción gracias también a esos excesos, que la definen y le son característicos. El glorioso final de la cara A de In the court of the crimson King es un riguroso clásico, como la poesía de Horacio. Igual algún día me da por divagar aquí sobre el concepto de "lo clásico". Pero, entre tanto, les dejo con una versión en directo del 69 (ese año), y con un Greg Lake en estado de gracia.
(Uno de esos vídeos que algún alma caritativa cuelga de vez en cuando por el Youtube y que duran hasta que Robert Fripp, justiciero, se da cuenta)