*Siempre me ha fascinado la palabra gallega "brétema", que significaría "niebla espesa o húmeda", una niebla que quiere ser lluvia, o viceversa. Esa Br- líquida (nunca mejor dicho) es cautivadora, e ignoro si la palabra tiene algún lazo genético con el verbo griego βρέχει (llueve) o con βροχή (lluvia). En estos días húmedos y ya otoñales me apetece sacar a pasear un antiguo poema de "Cantigas y cárceles", absolutamente inofensivo. Fue un intento de "traducir" el vocablo "brétema" en poema. O en soledades. O en soleás. Según se mire...
BRÉTEMA
Brétema, mimbre del aire,
ciencia de rizo sin norte,
quién aprendiera a abrazarte.
Sobre un estribo del sol
columpias a la mañana:
fiel estribillo de amor.
Deja en mis hombros tu huella
de mariposa funámbula,
flor de bruma o broma. Brétema,
¿de dónde vienes y adónde
caracoleas la sombra
volandera de los hombres?
Quién aprendiera a besarte,
Ariadna enredadora
de brañas en fino alarde.
Pero te irás con mis dudas
cuando el bronce del sol quiebre
tu frágil arquitectura.
El día es alto y unánime.
Vibra el perfil de la vida.
La muerte es sueño de un ángel.
¿Es aquí donde te escondes,
en los labios que has mojado,
laberinto de tu nombre?
(De "Cantigas y cárceles", Sevilla, Isla de Siltolá, 2011)