Si un día desapareciera la Wikipedia, para mí supondría un pequeño drama. La Wikipedia es uno de los pocos reductos que quedan del internet real, ése que nació dentro de la cultura hacker, el sueño de una red descentralizada frente a ese otro internet virtual que quieren imponernos ahora las redes sociales --como ésta, tal vez la más perniciosa-- y las corporaciones. La Wikipedia tiene grandes virtudes y sangrantes defectos, nadie lo duda, pero siempre celebraremos ese espíritu de compendiar una erudición absurda, como toda erudición enciclopédica. Una suerte de prótesis de memoria colectiva. Sería el perfecto legado de nuestra especie si algún día (que vendrá) desapareciésemos. Entre tanto, no puedo dejar de agradecerle el alivio que nos presta a esa parte de la Humanidad aquejada de raras pulsiones de madrugada, preguntas horribles que nos desvelan después de dar mil vueltas en la cama. Y no son "quiénes somos", "de dónde venimos", "a dónde vamos". No. Es algo peor. Cosas como "¿Quién inventó las pastillas Juanolas?" Gracias, siempre, Wikipedia, y larga vida y prosperidad.