Alma, alma agitada en penas sin remedio,
levántate y rechaza al enemigo;
oponle el pecho y firme aguanta su emboscada.
Y ni, al vencer, presumas largamente,
ni, vencida, te hundas en tu casa quejándote.
Ríe las dichas, llora los males, sin excesos:
comprende el ritmo que sujeta al hombre.
(Trad. Juan Manuel Macías)
(Nota: esta traducción mía de Arquíloco ya la puse en mi anterior bitácora. Pero es que este poema siempre me tranquiliza, como me tranquilizó en su momento traducirlo.)