(Un viejo soneto al que le tengo cierto cariño. Pertenece a mi primer libro de poemas, Azul de enero).
VIVE
De sutiles otoños meditados
junto al calor del corazón, del viento
que arrastra nombres con viajero acento,
vive el soneto en latidos contados.
Y vive de veranos naufragados,
de viejas lunas, y de algún momento
que demandaba eternidad. Su aliento
es memoria, es azares ordenados.
Y es el dolor en música vertido,
mariposa de acero enternecida
en delirio de cielo restringido.
Soneto. Lágrima de luz. Huida
y ensueño: mira ya su tiempo ido
con el fugaz secreto de la vida.
(De Azul de enero, 2003)