El verso libre (el llamado "libre" por oposición a una supuesta preceptiva de gabinete) es el jazz de la poesía. Viene a recordarnos que cualquier verso, los hexámetros de Homero, los endecasílabos de Dante, la cristalería de Góngora, también son libres, únicos, irrepetibles: todos, entre sus límites de silencio, pasan y viven un instante, como la jornada de la mariposa.