miércoles, 5 de junio de 2019
Con o sin
Hay una cosa aún más triste que profesar juicios maniqueos o enredarse
en sus trifulcas, y es darse cuenta de que podríamos estar combatiendo
en la facción equivocada. Hasta ayer mismo yo defendía que la tortilla
de patatas debía ser con cebolla. Pero olvidé comprar cebollas y tuve
que cometer una herejía. Mientras batía los huevos, imploraba arder en
la misma hoguera a la cual había condenado antes a tantos amigos y
conocidos en discusiones sobre tortillas, que en general me
resultan más interesantes que las que versan sobre poesía o poetas.
Luego (todo hay que confesarlo), la herejía resultó bastante sabrosa y
tan redonda como el halo de santidad que ya gravitaba, triunfante y
piadoso, sobre mi cabeza. Aristóteles, sin embargo, bien pudo escribir
(probablemente lo hizo y se perdió) que las tortillas con cebolla o sin
ella son perfectamente factibles en el universo. Depende, como casi
todo, del momento. Quedémonos con Aristóteles.
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